Todos estamos constituidos por una personalidad, que desde la perspectiva de la Conciencia, se comprende como parte de los mecanismos de defensa que desarrollamos para sobrevivir al contexto de nuestra infancia.

Esos mecanismos nos resultan muy propios y naturales, sin embargo no lo son. La Herida Infantil sin observar e integrar, dirige nuestra manera de interpretar la Vida y relacionarnos, nos sume en estadios emocionales de soledad, frustración, impotencia, tristeza y ansiedad.

Conocerla para integrarla desde la aceptación que solo la conciencia se nuestro adulto interior nos permite, es resignificar nuestra manera de ser y estar en nosotros y con los demás.

Un trabajo interior de claridad y responsabilidad, que en el tiempo modifica nuestro patrón de vida.