Las relaciones han de ser espacios seguros y libres, dónde cada quien pueda ser lo que es, con libertad y comodidad. Si esto no es real, es probable que existan patrones inmaduros, qué generen ansiedad, angustia, control y conflictos en las relaciones, y hagan dificultoso el atravesar pérdidas y vivir finales, produciendo miedo e inseguridad a la hora de vincularnos, generando obsesión y dependencia.

Ello es producto de determinadas vivencias, que desarrollaron creencias, que anidan en la memoria afectiva, que requieren ser transformadas a la luz de la Conciencia del Ser.

Aportes de Conciencia Espirituales y del Sentir respecto a los modos de apego, nos permiten comprender como hemos aprendido a amar en base a nuestras experiencias infantiles, y ser conscientes que para tener relaciones sanas, hemos de aprender a relacionarnos sana y maduramente, y ello requiere de un desarrollo de la confianza en la vida y en nosotros mismos.